Parte de los consumidores justifica la compra de productos de marca blanca principalmente por una razón: precios bajos. En la actualidad, la brecha de precios entre las Marcas tradicionales y las blancas (o de distribuidor) dentro de una misma categoría puede llegar al 40%. En situaciones económicas adversas, los consumidores pueden preferir precios bajos en detrimento de la calidad o la innovación.
Sin embargo, ¿a qué se debe esta diferencia de precios? Principalmente, a que resulta más caro fabricar un producto de Marca porque, en primer lugar, hay que invertir en investigación y desarrollo, así como promocionarlo para que sea exitoso, rentable y aceptado por el consumidor. Según datos de la escuela de negocios ESADE, las Marcas de Fabricante destinaron el 80% de la inversión en investigación del sector y un 95% más que las marcas blancas a publicidad.
Además, cabe destacar que las cadenas de distribución (supermercados e hipermercados), como dueñas de los lineales en los que ofertan los productos (independientemente de que lo hayan comprado a un fabricante), tienen la capacidad de subir o bajar precios de acuerdo a su estrategia comercial. Un Estudio de The Brattle Group ha demostrado que en diversas categorías los distribuidores aplican a las Marcas de fabricante márgenes superiores a los aplicados a sus propias marcas, incrementando así el precio de las primeras sin justificación.
El mayor perjudicado de la competencia desleal es sin duda el consumidor, pues afecta a la capacidad de las Marcas para innovar e investigar nuevos productos o mejoras de los ya existentes. ¿Te has preguntado qué pasaría si únicamente se comercializase el yogurt básico, si no existieran los de frutas, sabores, azucarados…? Ese mercado sería un 40% más pequeño (menos productos que se consumen a diario, menos trabajadores para producirlos…)
Desde hace varios años, los fabricantes demandan cambios en la regulación para competir en igualdad de condiciones: ¿cómo jugar un partido contra el árbitro, es decir, competir con el dueño de la estantería, que ofrece sus propios productos? Entre otras medidas, reclamaron un código de buenas prácticas, que finalmente fue aprobado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Es un paso adelante para el sector y una herramienta pionera en Europa, pues solamente existe algo similar en Reino Unido.